En un encuentro llevado a cabo en el emblemático Ariake Arena de Tokio, el deportista cubano Robeisy Ramírez logró retener su codiciado cinturón mundial de peso pluma de la Organización Mundial de Boxeo. El rival a vencer fue el japonés Satoshi Shimizu, quien, a pesar de sus esfuerzos y estrategia, no pudo despojar a Ramírez de su título.

El inicio del enfrentamiento mostró a un Ramírez que parecía medir sus acciones, sin embargo, cada vez que desataba su potente derecha, encontraba el blanco con efectividad. Su estrategia contrastaba con el enfoque del púgil japonés, quien desde el inicio del combate buscó mantener a raya a Ramírez con la intención de aprovechar su mayor alcance y golpear desde la distancia.

Sin embargo, la paciencia y la precisión de Ramírez fueron evidentes en el cuarto asalto, cuando comenzó a castigar a Shimizu con mayor determinación. En el quinto asalto, el cubano logró derribar a su contrincante, quien, aunque logró levantarse, no pudo evitar la decisión del árbitro de detener el combate, otorgándole a Ramírez una victoria por nocaut técnico.

Esta victoria lleva a Robeisy «El Tren» Ramírez a un impresionante récord de 13 victorias -1 derrota y 8 nocauts, mientras que Shimizu queda con un récord de 11-2, 10 KOs.

Más allá de su impacto en el mundo del boxeo, esta victoria adquiere una significación adicional debido a los obstáculos enfrentados por Ramírez antes de la pelea. A pocos días del combate, se enteró de que la embajada de Cuba en Japón había impuesto restricciones a la utilización del himno y bandera nacionales durante su participación.

El próximo paso para el púgil cubano son nuevos desafíos, tal como él mismo lo expresó después del combate: «Estamos demostrando al mundo lo que somos», un testimonio de su espíritu de lucha que va más allá del cuadrilátero.