La Boya de las 90 Millas es más que un simple hito geográfico en Key West; es un puente entre dos culturas, una amalgama de historias y un testimonio de esperanza para muchos. Al llegar a Cayo Hueso, es difícil no sentir la atracción de este emblemático monumento, que ha servido de fondo para innumerables fotografías de turistas y cubanos por igual.
Este imponente ícono, pintado con franjas de colores vivos, no solo señala la distancia entre Estados Unidos y La Habana, sino que simboliza la añoranza, la lucha y la esperanza de generaciones de cubanos que han buscado un nuevo comienzo en tierras estadounidenses. Cada vez que un refugiado cubano pisa suelo americano y se toma una foto junto a la boya, es un recordatorio del viaje que han emprendido y de los desafíos que han superado.
Pero la boya ha tenido sus propias pruebas. En 2017, el huracán Irma dejó una marca indeleble en su estructura. Y, más recientemente, vándalos la dañaron, oscureciendo sus brillantes colores. Pero, al igual que el espíritu de los que la visitan, la boya ha resistido y se ha renovado, reflejando la resilencia de Cayo Hueso y su conexión con Cuba.
A lo largo de los años, Cayo Hueso ha sido testigo de la rica tapeztería de historias entre Cuba y Estados Unidos. Desde ser un refugio para exiliados cubanos que planificaban revueltas en el siglo XIX hasta ser el hogar de maestros tabaqueros que trajeron consigo el arte del cigarro cubano. La boya no solo es un testimonio de esta rica herencia, sino que también es un recordatorio de la promesa de un futuro donde la colaboración y la unidad sean posibles.
Así que, si alguna vez te encuentras en Key West, te invito a que te detengas un momento frente a la Boya de las 90 Millas. No solo para tomarte una foto, sino para reflexionar sobre las historias y esperanzas que representa. Es un emblema de dos naciones, de su pasado compartido y de la promesa de un futuro juntas.